El famoso dicho de “Dime con quién andas, y te diré quién eres” tiene mucho de verdad.
¿Te ha pasado que te confundan con tus amigos, o te digan que te pareces a ellos, que hablas igual o que tienen el mismo estilo? Pues no es coincidencia, y aquí te explico el porqué.
Esto pasa muy seguido y es por 2 razones principalmente.
La primera es que es normal, e incluso un poco obvio, que la mayoría de las veces te juntes con personas que tengan intereses iguales o parecidos a los tuyos. Con esto me refiero a que les guste ir a los mismos lugares, o hacer las mismas actividades o deportes, escuchen el mismo tipo de música. Claro que podemos tener amigos con gustos muy diferentes, pero la mayoría de las veces conocemos a nuestros amigos haciendo las actividades que nos gustan, o en los lugares que nos gustan, y simplemente nos inclinamos por estar con personas con las que podamos compartir nuestros pasatiempos, y poder platicar de intereses comunes.
La otra razón es que, queramos o no, con tanta convivencia empezamos a imitar inconscientemente a nuestros amigos. Empezamos a hacer los mismos gestos, a usar las mismas palabras, a comer el mismo tipo de comida, y hasta a vestirnos parecido. Y esto es muy padre porque todos tomamos lo que nos gusta de los demás y ellos toman lo que les gusta de ti y así se hace como un “equipo” que tiene varias cosas en común. También puede pasarte que con tu mejor amigo, con quien estás todo el tiempo, seas ya muy parecido en muchos sentidos, porque se van haciendo de manías, de gustos y de actividades similares, y hay veces que las personas les dirán que se parecen físicamente aunque no sea así. Esto tiene que ver mucho con la gesticulación, el lenguaje corporal y la forma de vestir, que con el tiempo, se hacen muy parecidas.
Y tú, ¿te pareces a tus amigos?
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