martes, 17 de mayo de 2011

¡Sólo sentimientos!

Erase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: La alegría, la tristeza y muchos más, incluyendo el Amor. 

Un día les fue avisado a los moradores que la isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla, se metieron en sus barcos y se prepararon a partir, pero el Amor se quedó, porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba antes de que se hundiese.

Cuando por fin ya estaba casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda. En eso venía la Riqueza y el Amor le dijo: 

-Riqueza llévame contigo. -No puedo – le contestó – hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti. 

Entonces el Amor le pidió ayuda a la Vanidad: -por favor, ayúdame-. La vanidad le dijo: -no te puedo llevar, estás todo mojado, vas a arruinar mi barco nuevo. El Amor le pidió ayuda a la Tristeza: -Tristeza, ¿me dejas ir contigo?. Ella le respondió: -¡Ay Amor! estoy tan triste que prefiero estar solita. También pasó la Alegría, pero ella estaba tan alegre, que no oyó al Amor llamar. Allí fue cuando una voz le llamó; -ven Amor, yo te llevo.- Era un viejito, pero el Amor estaba tan feliz, que se le olvidó preguntarle su nombre.

Al llegar a tierra firme le preguntó a la sabiduría: -Sabiduría, ¿Quién era el viejito que me trajo aquí ? -Ella respondió: -Era el Tiempo.  -¿El Tiempo? -preguntó el Amor- pero, ¿Por qué sólo el Tiempo me quiso traer?-La 
Sabiduría le respondió:- Porque sólo el tiempo es capaz de ayudar a entender un gran Amor.

El amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado, a aquel que aún cree aunque haya sido traicionado, a aquel que todavía necesite amar aunque antes haya sido lastimado, y aquel que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.

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